Con motivo de la celebración del XIII Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio Mundial en Arequipa, cabe una reflexión acerca de cuáles son las características que hacen que el centro histórico de la ciudad esté reconocido por la UNESCO como patrimonio de la Humanidad y cuál es el beneficio que éste reconocimiento aporta a los arequipeños. Uno de los privilegios del que gozamos los arequipeños es el magnífico entorno natural que rodea nuestra ciudad con los volcanes Misti, Chachani y PichuPichu, el río Chili y su campiña. Al estar Arequipa ubicada en la cabecera del desierto de Atacama viene a configurar un verdadero oasis. La zona de Arequipa estuvo habitada desde épocas prehispánicas por diversas culturas (Tiwanacu, Wari, posteriormente Churajón, Chuquibamba) que se asentaron a orillas del río Chili y cultivaron sus fértiles tierras. Como testimonio de esa presencia han quedado las acequias que atraviesan la ciudad y los andenes de la campiña que la rodea, muchos de los cuales permanecen todavía en uso. Desde épocas muy tempranas la agricultura ha sido un componente importante tanto en la economía como en la identidad del pueblo arequipeño. La traza urbana inicial tipo damero es un modelo del Urbanismo Hispanoamericano del siglo XVI que se mantiene desde la fundación española de Arequipa hasta nuestros días. ALE se configuran armoniosamente calles, plazas y arquitectura religiosa y civil.

Los continuos terremotos que han sacudido la ciudad hicieron necesaria la evolución de su arquitectura hasta alcanzar una tecnología resistente a los sismos con el uso de cúpulas y bóvedas, muros robustos y contrafuertes que le confieren un estilo peculiar, utilizando como materia prima el sillar proveniente de las canteras cercanas a la ciudad. Las técnicas constructivas de procedencia española se vieron enriquecidas con las fachadas de sillar labradas por hábiles canteros locales en las cuales se representaba modelos europeos que, con la influencia de la mano de obra local, dieron forma a un estilo propio. Nuestro patrimonio arquitectónico, donde lo indígena y lo español se fusionan armoniosamente, ha dado lugar a un estilo que ha generado interés a nivel mundial, logrando así el reconocimiento por el cual la UNESCO incluye al Centro Histórico de Arequipa dentro de la lista Patrimonio Cultural de la Humanidad. El valor de Arequipa es entonces una simbiosis entre su emplazamiento geográficos y SUS valores artístico-patrimoniales. Los beneficios que este reconocimiento nos trae a los arequipeños son muchos. Con el XIII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades

Patrimonio Mundial a celebrarse en Arequipa se espera un intercambio de experiencias exitosas entre gestores de diversas ciudades patrimonio del mundo y nuestras autoridades edilicias, lo cual debería revertir en una mejora en la gestión patrimonial departe de nuestros representantes. Con políticas de desarrollo urbano adecuadas es posible crear espacios urbano-patrimoniales para la ciudadanía, cubriendo así las necesidades de una urbe contemporánea y elevando el nivel de vida de sus ciudadanos. Dentro de la dimensión social, el patrimonio debe ser motivo de orgullo para los arequipeños, para reafirmar nuestra autoestima e identidad cultural. Desde el punto de vista económico, una ciudad reconocida como patrimonio de la humanidad atrae mayor número de visitantes, por lo tanto genera necesidad de servicios turísticos que generan empleo conviniéndose así en un importante factor de reactivación económica.
Resulta entonces indispensable que los arequipeños y sus autoridades tornen plena conciencia del valor que representa su patrimonio para lograr hacer un uso respetuoso.

pero activo de los espacios públicos y monumentos que lo conforman. En ese sentido, se hacen indispensables programas de carácter educativo a todo nivel tanto para incentivar en la población el sentido de pertenencia para con su centro histórico así como para preparar a sus autoridades a generar proyectos sustentables que permitan su preservación y uso adecuado.