La brecha que duele en el bicentenario
En el año del bicentenario de la independencia del Perú aún tenemos grandes brechas que cerrar. Una de esas es la inclusión de género en el ámbito laboral y más aún en el sector industrial, aun considerado un sector duro. Es cierto que se ha avanzado y que los porcentajes por empresa completa a veces hablan de paridad, sin embargo los promedios disfrazan diferencias, a que me refiero, encontramos áreas de recursos humanos o de marketing, considerados de habilidades blandes, completamente formadas por mujeres, pero una mínima participación de mujeres en planta, aun es materia de titulares y de grandes portadas de revistas mujeres manejando equipo pesado, cuando la tecnología hace que la fuerza física ya no sea indispensable para esta actividad.
Esta paridad en los promedios es aún más disímil conforme más se escala en las jerarquías organizacionales, por ejemplo, según la prestigiosa publicación América economía en su edición del 10 de marzo de este año analiza la participación de mujeres en directorios en empresas multilatinas y dice; “En directorios y alta gerencia de multilatinas: 9 de cada 10 son hombres” y también señala “el resultado evidencia que todavía existe una clara discriminación.” Si tenemos en cuenta que la mayoría de las multilatinas son empresas industriales, nos queda claro cuál es el trabajo pendiente.
Si a esto le sumamos que producto de la pandemia se ha afectado más el trabajo de las mujeres, según el INEI en el último trimestre del 2020 el 79.5% de los hombres tuvo mayor actividad laboral vs solo el 61.7% de las mujeres.
Pero esta tarea de la reducción de la brecha no es solo de interés de las mujeres, es de interés de la sociedad no solo por un tema de justicia, sino por un tema de beneficio económico, las organizaciones con presencia femenina tienen21% más de probabilidad de superar el desempeño financiero promedio de la industria nacional, según la consultora McKinsey.
Ahora bien, después de haber lanzado unos pocos números acerca del problema es responsable lanzar algunas ideas de como poder acelerar el proceso de mejora de la inclusión de mujeres y en general de minorías en las diferentes áreas de las industrias y en los distintos niveles.
Desde lo laboral, tener procesos de selección de personal que aseguren que en la terna final de candidatos se encuentre por lo menos una mujer, un proceso sin sesgos y que no contemple preguntas con carga de género y de ser posible que tenga más énfasis en competencias, capacidades y experiencias y no tenga datos sobre la persona para evitar discrecionalidades por género, edad, etc.
Contar con políticas de recursos humanos de permitan igual oportunidad a capacitaciones y esto puede sonar obvio, pero a veces los horarios de las mismas no tienen en cuenta los roles adicionales que cumplen las mujeres en la sociedad.
Debemos establecer clara y explícitamente el criterio de meritocracia en un nuestro proceso de selección o de evaluación para el desarrollo de la carrera interna dentro de muestras organizaciones y también el criterio de a igual experiencia y educación igual oportunidad de acceso a la plaza o puesto de trabajo.
Si ya queremos ser de avanzada se puede promover talleres de paternidad compartida con desarrollo de nuevas masculinidades y desarrollar dentro de la fuerza laboral masculina no solo la aceptación de mujeres en roles antes vistos como masculinos sino viceversa.
Pero lo ideal sería empezar por el principio y puede sonar obvio, comenzar con la educación escolar donde no haya estereotipos ni sesgos, tales como las niñas juegan con muñecas y los niños juegan futbol, o que veamos más chicas accediendo a carreras técnicas como metalmecánica y no sean influenciadas desde las mismas casas a carreras más “femeninas”. y educando con el ejemplo.
En resumen, la reducción de la brecha de presencia femenina es una tarea de todos, no solo en nuestras organizaciones laborales, sino empezando en nuestras casas, no solo en la educación de nuestros hijos (as) sino en como compartimos las tareas del hogar, como vivimos lo que decimos, educamos con el ejemplo.
Rosa Asca
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