Los problemas son muchos, las carencias también; sin embargo los unos y las otras deben ser los que nos impulsen a aprovechar las oportunidades del presente para construir el Muro que será para todos. No es con la indiferencia, la apatía, la crítica destructiva o el dejar hacer que conseguiremos la meta del desarrollo sostenido que nos garantice la tranquilidad de quien se siente avanzando sobre seguro porque sabe a dónde va. Tenemos que involucrarnos y brindar nuestro concurso y mejor esfuerzo allí donde nos encontramos, no solamente haciendo bien lo que tenemos que hacer, sino además contribuyendo con ideas, trabajo, control y sobretodo participación en nuestro quehacer colectivo.

Las autoridades nuevas y las ratificadas, por las que podemos haber votado o no y respecto de las cuales confiamos asumirán su rol de hacer del Estado, en todos sus niveles, el líder y promotor del crecimiento; seguramente buscarán de acelerar las transferencias de gestión, pero no será esperando se empapen de las estructuras, procedimientos y mecanismos muchas veces burocráticos con los que se han de desenvolver en sus despachos, que mantendremos el ritmo del desarrollo; necesitamos apurar las cosas, movernos a otra velocidad, empujar entre todos la puesta en marcha de los importantes proyectos que deben comenzar a ejecutarse ya. Los actores sociales en conjunto debemos impulsar la creación de espacios de intercambio de ideas, de determinación de mecanismo; de concertación, y sobre todo de acción para encargarnos de las soluciones de los problemas que nos preocupan y de los que atañen a la región y el país; para ello debemos tomar conciencia que nadie hará las cosas por nosotros, que somos el insumo más importante para la solución por nuestras propias capacidades y competencias. Esperamos mucho más dinamismo para estos próximos meses, necesitamos sumar y no restar, requerimos ahora más que nunca trabajo conjunto de las autoridades, los gremios profesionales, los empresarios, los emprendedores, los trabajadores y la población en general para apoyar lo bueno, disminuir entrampamientos, distinguir entre lo urgente y lo importante, pero sobre todo buscar correcciones rápidas e ingeniosas. Si no realizamos esta nuestra tarea del hoy no podemos esperar nada en el mañana, basta ya de lamentarnos por lo mal que otros pueden hacer las cosas. Casi todo lo que censuramos pasa, porque nuestra muchas veces cómoda inacción, lo deja pasar.